Ayuda para tu corazón
Una de las maravillas de la Palabra de Dios es que cuando nos da malas noticias también nos provee una solución. En mi último artículo, Fácilmente engañadas, hablamos de malas noticias…tenemos un engañador dentro de nosotras (nuestro corazón), y creernos todo lo que nos dice es devastador. Nuestra vida dirigida por nuestro corazón sería un desastre, pero en Su gracia, Dios nos ofrece una alternativa a través de Sus mandatos. Quiero hablarte de tres mandatos de Dios que proveen protección para nuestro corazón. Pero antes quiero que veamos dos pasajes sobre lo que piensa Dios cuando confiamos en nuestro corazón.
Jeremías 16:11-12 “Entonces les dirás: Porque vuestros padres me dejaron, dice Jehová, y anduvieron en pos de dioses ajenos, y los sirvieron, y ante ellos se postraron, y me dejaron a mí y no guardaron mi ley; y vosotros habéis hecho peor que vuestros padres; porque he aquí que vosotros camináis cada uno tras la imaginación de su malvado corazón, no oyéndome a mí”.
¿Por qué era esto algo tan terrible ante los ojos de Dios? Porque seguir la Palabra de Dios requiere exclusividad. No podemos seguir la Palabra de Dios y al mismo tiempo seguir nuestro propio corazón…son incompatibles. Dios quiere obediencia a Su Palabra, y detesta que sigamos nuestro propio corazón.
Proverbios 28:26 “el que confía en su propio corazón es necio…”. ¿Quieres saber qué piensa Dios cuando tú y yo decidimos confiar en nuestro propio corazón?¡piensa que somos necias!.
Entonces, tu corazón es engañoso, seguirlo es devastador, y Dios detesta cuando lo haces. Pero hay buenas noticias…¡no tenemos que seguir nuestro corazón! Dios nos ofrece una alternativa…un cambio de enfoque a través de Sus mandatos, y hoy quiero que veamos tres que para mí han sido de mucha ayuda.
Empecemos por lo primero: amar a Dios. Deuteronomio 6:5 nos dice “y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón…” Amar a Dios con todo tu corazón trae consecuencias…Dios pasa a ser tu principal prioridad, lo cual quiere decir que tú dejas de ser lo más importante. Poco a poco tu egoísmo y orgullo van cambiando en enfoque hacia otros y en humildad. Tu deseo de seguir tu corazón va cambiando en un deseo por seguir a Dios y Sus mandatos. La última palabra la tiene Dios, no tú. Amar a Dios es lo más importante, pero¿cómo sabes si lo estás haciendo?. Una manera objetiva en la que puedes medir tu amor hacia Dios es evaluando tu obediencia. Si te cuesta obedecerle, probablemente no le estás amando con todo tu corazón, porque 1 Juan 5:3 dice “pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos”. Si no amamos a Dios con todo nuestro corazón, nos va a costar mucho obedecer cuando nos pide cosas muy difíciles…como no seguir nuestro corazón.
Otro mandato que Dios nos da y que nos protege de confiar en nuestro propio corazón es el de Proverbios 3:5 “fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia”. ¿Cómo puedo confiar en Dios de todo corazón? Tengo que conocerle. No sé a ti, pero a mí se me hace muy difícil confiar en alguien que a penas conozco. Si se te hace difícil confiar en Dios quizás no le conoces lo suficiente. Pero no te preocupes, ¡eso tiene solución! Te animo a que estudies la Palabra de Dios para conocerle más a Él. Cuando conoces más de Su carácter, hacer lo que Él te pide se te hace mas fácil. Confiar en tu corazón se hace más difícil mientras más le conoces a Él y más confías en Él.
Por último quiero que veamos lo que nos dice Proverbios 4:23 “sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”. ¡El corazón es de suma importancia!. Recuerdo cuando fui a la tienda de vestidos de novias a recoger mi vestido unos meses antes de mi boda. Me lo entregaron en una bolsa protectora especial. Tener un vestido impecable el día de mi boda era muy importante, así que cuando llegué a casa, lo colgué muy bien en el armario, y me aseguré de que no hubiera nada al rededor que lo pudiera dañar, ensuciar, etc. No era un vestido cualquiera, era un vestido muy especial y requería protección especial. Dios quiere que tú y yo tengamos esta mentalidad respecto a nuestro corazón, porque su estado determina cómo vivimos nuestra vida. Entonces, ¿cómo lo puedes proteger? Debes poner barreras. No oigas todo lo que otros oyen ni mires todo lo que todos miran…hay mucha basura a la que nunca deberías permitir la entrada. No le des rienda suelta a tus pensamientos…cuando ves que no agradan al Señor, páralos en seco. Creo que la mejor protección que le puedes ofrecer a tu corazón es la que nos dice el salmista “en mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti” (Salmo 119:11). Satura tu corazón de las Escrituras.
Entonces, para no caer en el error de confiar en tu propio corazón, lo cual Dios detesta y mira como necedad, debes re-enfocar tu corazón para amar a Dios y confiar en Él, y al mismo tiempo guardarlo muy bien. Empieza con estas tres cosas y verás que poco a poco el confiar en ti misma, lo cual es lo más normal ahora, se te hará más y más difícil. ¿Te animas a hacer la prueba?.
-Adriana Parks