Fácilmente engañadas
La Biblia, y especialmente el libro de Proverbios, hace una diferencia muy grande entre dos clases de personas: el sabio y el necio. Algunas veces se refiere a estas personas como “el simple” y “el avisado.” Una de las muchas diferencias que existen entre estas dos personas es cómo responden ante información. Mira lo que dice Proverbios 14:15 “el simple todo lo cree; mas el avisado mira bien sus pasos”. Como mujeres somos muy propensas a creernos mentiras porque nos dejamos llevar por emociones en vez de hechos. Hay un libro muy bueno sobre este tema, que te recomiendo si aún no lo has leído: “Mentiras que las Mujeres Creen” por Nancy Leigh Demoss.
Aunque me gustaría pensar de mí misma como la persona “sabia” o “avisada” de la que habla Proverbios, la realidad es que muchas veces no lo soy, porque me creo muchas mentiras en vez de poner en práctica discernimiento bíblico. Es normal que se te haga fácil creerle a alguien que es honesto sin necesariamente evaluar lo que dice objetivamente. Y de igual manera, es normal que se te haga difícil creerle a alguien deshonesto. Mi problema es que a veces me creo mentiras de alguien que sé que es un engañoso. Este es un problema muy grave, y estoy segura de que a ti te pasa lo mismo.
Este engañador de quien te hablo es mi corazón. Aunque es un poco difícil de definir, podríamos decir, basándonos en la Escritura, que es la parte de nosotros de donde salen los pensamientos, y de donde sale todo lo malo. En Génesis 6:5, se nos dice que Dios decidió mandar un diluvio a la tierra porque “todo designio de los pensamientos del corazón… era de continuo solamente el mal”. También en Marcos 7:21 Jesucristo dijo “porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios…” Podríamos usar muchos otros pasajes, pero creo que entiendes la idea: nuestro corazón es la fuente de nuestros pensamientos. Ahora, esto no sería un problema si nuestro corazón fuera honesto. Pero hay un problema, y muy grande…¡nuestro corazón es engañoso! Mira lo que dice Jeremías 17:9 “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”.
Si te das cuenta, la manera en la que nuestro Creador describe nuestro corazón es muy diferente a la manera que lo describe el mundo. Por lo general, nuestra cultura enseña que el corazón humano es bueno, y por lo tanto seguirlo es lo único que debemos hacer para tomar decisiones y vivir nuestra vida. “Sigue tu corazón”, “sigue tus sueños”, “déjate llevar por tu corazón”, son frases que escuchamos mucho. La semana pasada mientras hablaba con una niña de 12 años surgió este tema. Cuando le pregunté si alguna vez había oído estas ideas, inmediatamente dijo “sí, eso es lo que las películas de Disney siempre enseñan…pero lo que no saben es que hay muchos a quienes su corazón les está diciendo ‘ve a matar a alguien’, así que ¡al decirles que sigan su corazón, les están diciendo que vayan y maten a alguien!”. Me sorprendió mucho el discernimiento de esa niña.
Me temo que en gran parte la razón por la que hay tanta infidelidad, tantos matrimonios rotos, embarazos fuera del matrimonio, abortos, tarjetas de crédito hasta el tope, gente en la cárcel, trastornos alimenticios, etc. es porque hay miles de personas que dejan que sus corazones engañosos guíen cada acción…no hay límite…simplemente satisfacen cada deseo, cada capricho, cada impulso. La filosofía es: si tu corazón te lo pide, dáselo. Es lo más normal del mundo, ¿no?. Quizás para alguien que no conoce a Dios y Su Palabra, pero para hijos de Dios la cosa debería ser diferente.
Lo que el Señor nos enseña en Su Palabra es completamente lo opuesto. El Señor Jesucristo mismo dijo que si alguno le quería seguir debía negarse a sí mismo (Marcos 8:34). La Escritura nunca nos dice que seguir nuestros sentimientos sea la respuesta. Más bien nos manda a hacer cosas contrarias a lo que nuestro corazón quiere, como quitarnos el “viejo hombre”, humillarnos, negarnos a nosotros mismos, etc.
Así que con esto en mente, te exhorto, al igual que lo hago conmigo misma, a que tengas mucho cuidado con lo que tu corazón te dice, y a que evalúes tus sentimientos y deseos a la luz de la Palabra de Dios.
¿Cómo se ve esto en la práctica? Cuando mi corazón me dice “trata mal a esa persona; se lo merece”, reconozco que hacerlo sería desobedecer la Palabra de Dios, decido ir en contra de mi corazón y amar aún a mi enemigo. Cuando mi corazón me dice “no seas amable con tu esposo porque te ha ofendido”, reconozco que hacer esto ofendería a mi Señor, decido ir en contra de mi corazón, arreglo las cosas con mi esposo, y le demuestro amor y cariño. Cuando mi corazón me dice “di una mentirita, que no pasa nada”, reconozco que hacerlo ofendería a mi Dios Santo, voy en contra de mi corazón y digo la verdad, aunque hacerlo no sea conveniente. Cuando mi corazón me dice “no te mereces este problema”, reconozco que en realidad me merezco algo mucho peor (castigo eterno) y decido dar gracias al Señor en vez de quejarme. Esto requiere práctica, y definitivamente requiere que me niegue a mi misma… no que siga mi corazón.
Haz la prueba esta semana. Evalúa las mentiras que tu corazón te quiere hacer creer, y cuando estés en una encrucijada, decide honrar a Dios y obedecer Su Palabra, la cual sin duda siempre nos dice la verdad. ¡Seamos mujeres sabias!
-Adriana Parks