¡Precaución! Peligro de deshidratación espiritual
Por dos años consecutivos he tenido la oportunidad de trabajar en un campamento urbano de inglés con niños de 3 a 6 años durante el mes de julio. Es un trabajo muy divertido y lleno de sorpresas. Nunca sabes con qué saldrán los niños. Pero una cosa de la que sí puedes estar segura es que cada mañana durante el recreo irán al área de la arena, buscarán cubos, los llenarán de agua en el grifo, y jugarán con arena y agua hasta que acabe el recreo. Una de las cosas que más disfrutan es hacer surcos en la arena, y llenarlos de agua para hacer lo que ellos llaman un río. Pero, es obvio que para poder mantener su río lleno de agua ellos tienen que ir y venir del grifo con sus cubos porque la tierra la va absorbiendo poco a poco. Aunque ellos disfrutan de sus “ríos”, sorprendentemente, nunca les he visto beber de allí. Siempre que tienen sed van a la fuente. Una vez le pregunté a un niño “¿el agua de tu río es para beber?” Sorprendido, me miró como si yo fuese tonta, y me dijo algo así: “¡pues no! Está sucia”.
En Jeremías 2:13 Dios nos da una imagen muy viva del pecado de Su pueblo Israel que me hace pensar en los niños del campamento teniendo que llenar su propio “río”. En este versículo Dios dice: “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua”.
Al igual que no tiene sentido que un niño beba del agua sucia que está en la tierra, y que poco a poco se va desvaneciendo, Dios dice que no tiene sentido que Su pueblo le deje a Él para ir a buscar satisfacción en cosas que no satisfacen. Sabemos que el pueblo de Israel había dejado de adorar al Dios verdadero exclusivamente y se habían ido tras los ídolos. El único Dios verdadero les estaba ofreciendo satisfacción verdadera, pero ellos insistían en seguir buscándola a su manera, sin poder alcanzarla. Podemos ver un poco del dolor y del asombro de Dios en los versículos anteriores cuando dice “…considerad cuidadosamente, y ved si se ha hecho cosa semejante a esta. ¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son dioses? Sin embargo, mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha. Espantaos, cielos, sobre esto, y horrorizaos; desolaos en gran manera, dijo Jehová” (v. 10-12).
El corazón se me rompe siempre que leo este pasaje. ¿Cómo pudieron hacerle esto a Dios los Israelitas? Pero el corazón se me rompe aún más cuando me doy cuenta de que yo hago lo mismo.
Cuando tú y yo buscamos satisfacción en otras cosas, dejando a Dios a un lado, estamos haciendo lo mismo que los Israelitas. Dejamos a la fuente de agua viva, y nos vamos a cavar nuestras propias cisternas rotas. Puede ser que por un corto tiempo estas cisternas nos den un poco de satisfacción, pero después de un rato se vacían (porque están rotas), y nos dejan sedientas. Así vamos por la vida, buscando satisfacción de cisterna rota en cisterna rota. Cuando la satisfacción temporal de una se acaba, seguimos a la otra. Luego, cuando nos damos cuenta de que nos estamos muriendo de sed porque estamos completamente deshidratadas espiritualmente, ¡¿no sabemos por qué?!. Hemos estado bebiendo del sitio incorrecto.
Las cisternas rotas a las cuales corremos para buscar satisfacción vienen en muchos colores y formas. Puede ser esa persona de la cual esperamos recibir más de lo que nos puede dar, y sin la cual pensamos que no podríamos vivir. Puede ser ese objeto nuevo que no queremos que nadie toque porque si lo llegaran a ensuciar o dañar nos devastaría. Puede ser nuestra casa, nuestra apariencia física, nuestra familia, nuestros amigos, nuestros estudios, nuestros sueños y metas, la opinión que otras personas tienen de nosotras, etc. Las cisternas rotas son todas aquellas cosas en las que buscamos satisfacción y por las cuales estamos dispuestas a dejar a Dios a un lado.
¿Qué cisternas rotas hay en tu vida? ¿En qué cosas buscas satisfacción? ¿Hay cosas o personas que han tomado el lugar de Dios en tu vida? ¿Estás espiritualmente deshidratada?. Llena el espacio: “si en algún momento de mi vida perdiera _______________ no podría seguir viviendo”. Si puedes escribir algo en ese espacio, es porque es una cisterna rota. Si Dios es de quien depende tu satisfacción, entonces podrías perder lo que sea, y seguir viviendo y dando gloria a Dios. Si Dios no es la fuente de tu satisfacción, en algún momento de tu vida te encontrarás devastada. Si no estás satisfecha con Dios, nada te satisfará.
Te animo a que evalúes tu vida y a que en oración le pidas al Señor que te ayude a encontrar tu satisfacción solo en Él. No tienes que vivir espiritualmente deshidratada. Jesús dijo: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” (Juan 7:37-38); “Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Juan 4:14); “Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida” (Apocalipsis 21:6). Dios ha prometido saciarnos: “Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan” (Isaías 58:11); “Porque sacia al alma menesterosa y llena de bien al alma hambrienta” (Salmo 107:9). Deja a un lado las cisternas rotas y busca a la fuente de agua viva.
- Adriana Parks