Encontrando gozo cada día
Recientemente unos conocidos colgaron una foto de su boda en una red social, y el comentario decía: “el día más feliz de nuestra vida”. Cuando se lo conté a mi esposo, sorprendido, dijo “qué pena que ese haya sido el día más feliz de su vida”. Al principio su comentario me chocó… pensé: “¡¿cómo?! ¿quieres decir que el día de nuestra boda no fue el más feliz de tu vida?” Con paciencia y amor él prosiguió a explicarme que durante estos ocho años de matrimonio ha tenido muchos días más felices que el de nuestra boda y que no le cabe duda de que lo mejor está por venir. Tengo que confesar que a veces me cuesta un poco entender cómo piensa mi esposo, pero luego de pensar en esto por un rato tuve que darle la razón. Aunque el día de nuestra boda fue muy especial también fue un día de mucha confusión emocional en el que lloré mucho… porque tendría que decir adiós a mis padres y no sabía cuándo los volvería a ver, porque estaba embarcándome en una nueva etapa, totalmente desconocida, y por supuesto, también lloré de alegría. Pero el caso es que lloré tanto que luego de un tiempo mi suegra me confesó que llegó a pensar que yo no me quería casar con su hijo. ¡Nada podría haber estado más lejos de la realidad!. Así que es verdad, el día de mi boda no fue el mejor de mi vida.
Esta conversación con mi esposo me hizo pensar en que si tenemos una relación personal con Dios, a través de Jesucristo, tenemos abundantes razones por las que dar gracias y tener un buen día todos los días. En su libro Developing the Leaders Around You, John C. Maxwell cuenta esta historia: “Un lunes por la mañana, en un ascensor lleno, [el operador del ascensor] empezó a tararear una melodía. Un pasajero, irritado por el ánimo del hombre, exclamó ‘¿por qué estás tan feliz?’ ‘Bueno, señor’, respondió alegremente el operador, ‘nunca antes he vivido este día’ (traducción mía).
Me pregunto cuántas de nosotras tendríamos tan buena actitud ante un día tan monótono. Creo que más de una sucumbiríamos a la queja porque muchas veces basamos nuestro gozo en las circunstancias. Sin embargo, la Biblia nos enseña que nuestro gozo debe depender de Dios. Luego de la muerte de mi abuelito, ante la tristeza, mi abuelita dijo algo así “la felicidad es temporal, pero el gozo es permanente”. Ella sabía que su gozo provenía de Dios y no de un hombre. Es esta clase de dependencia en Dios la que le permite a un hombre como Horatio Spafford decir, después de haber perdido trágicamente a sus cuatro hijas, “cualquiera que sea mi suerte, diré: estoy bien, tengo paz, gloria a Dios” (letra del himno Estoy Bien). Esto me recuerda a las palabras del apóstol Pablo en 2 Corintios 12:10 “…me gozo… en angustias”.
¿Qué de ti? ¿Te cuesta gozarte? ¿En qué basas tu gozo? ¿Qué te hace tener un buen día? ¿Qué te hace tener un mal día?. Creo que si somos honestas, la mayoría de las veces lo que determina si tenemos un buen día o un mal día es si lo que queremos y anhelamos sucede o no. Es por esto que nos encontramos constantemente en un subibaja emocional, porque no basamos nuestro gozo en Dios. Erróneamente creemos que no tenemos lo suficiente para estar satisfechas y contentas hoy. Pensamos que lo que necesitamos o se ha quedado en el pasado, o vendrá en el futuro, pero estamos convencidas de que hoy no lo tenemos. Esto, por supuesto, da lugar a la queja, la desilusión, la tristeza, la ansiedad, la desesperanza, etc. No disfrutamos el presente ni le damos gracias a Dios, por nostálgicamente desear que el pasado vuelva, o por ansiosamente esperar que el futuro llegue. Si lo piensas, en el pasado también teníamos problemas y también deseábamos que llegara el futuro (en el cual estamos ahora y el cual no nos ha podido satisfacer). La realidad es que lo que deseamos y no tenemos siempre promete más de lo que da. Así que ¿por qué no nos gozamos con lo que Dios nos da cada día?.
Es verdad, hay días que disfrutamos más que otros. Días que quedan grabados en nuestra memoria como buenos. Y también hay días en los que pasamos por circunstancias dolorosas que no quisiéramos repetir. Así que no estoy diciendo que todos los días van a ser buenos en ese sentido, sino que cada día tenemos razones por las que estar agradecidas, satisfechas, y gozosas. Esto solo es posible cuando la fuente de nuestro gozo y satisfacción es Dios.
Así que con esto en mente, quiero darte algunas razones por las que gozarte y dar gracias cada día:
- Cada día ha sido creado por nuestro Dios. Salmo 118:24 “este es el día que hizo Jehová, nos gozaremos y alegraremos en él”.
- Cada día que vives es una muestra de Su misericordia para contigo. No te lo mereces. Lamentaciones 3:23 “Por las misericordias de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad”.
- Hoy es el único día que tienes. Santiago 4:14 “…cuando no sabéis lo que será mañana”.
- Hoy tienes todo lo que necesitas…
- … porque estás completa en Cristo, Colosenses 2:10 “Y vosotros estás completos en Él”,
- … y porque el Señor siempre te da lo que necesitas, Salmo 23:1”Jehová es mi pastor, nada me faltará”; Salmo 34:9 “…nada falta a los que le temen”.
Te reto a que vivas cada día recordando estas verdades. Si no meditas en la verdad de la Palabra de Dios se te hará fácil dejar que tus emociones y circunstancias determinen tu felicidad. Decide dar gracias a Dios, y gozarte en Él. Solo así podrás experimentar días verdaderamente felices… quizás los más felices de tu vida.
Adriana Parks