Los americanos juegan “trivia,” un juego que consiste en preguntas variadas sobre diversos temas. Algunos lo consideran educativo, pero en realidad es entretenimiento. Los temas generalmente son superficiales y las preguntas sin importancia ni relación significativa entre sí, de modo que lo que se aprende son datos y curiosidades intrascendentes. La palabra “trivia” significa algo ordinario y sin importancia, y es una abreviación de la palabra trivialización, que significa hacer vano y corriente algo que es noble y valioso.
Esta palabra es muy adecuada para calificar las tendencias contemporáneas en la adoración a Dios. Y es que la adoración, que debe ser un acto centrado en Dios, regido por su Palabra, lleno de reverente gratitud, de majestuosidad, reflexión, solemnidad y sobriedad, se ha convertido en una celebración centrada en la gente, regida por los gustos y la cultura moderna y que se enfoca más en satisfacer y servir de estímulo y terapia emocional a los adoradores que en honrar a Dios como a El le agrada. En otras palabras, lo que debe estar dedicado para el deleite de Dios, los hombres lo están usando para su propio deleite y así lo han trivializado y degradado.
Este es un tema muy delicado y controversial porque toca fibras emocionales muy sensibles. Sin embargo, es muy necesario porque tiene que ver con la honra de Cristo, con la salud espiritual del pueblo de Dios y con la supervivencia de la iglesia.
Para ser un poco más preciso, en próximo blog mencionaré algunas de las características más notables de la adoración trivializada. Esta lista puede servir muy útil para determinar hacia dónde te inclinas tú o tu iglesia.
Estas son algunas de las características de la adoración trivializada:
Se hace para satisfacer a los participantes.Se diseña para que la gente experimente sensaciones gratas y estimulantes usando el poder de la música, el estímulo de las emociones y la fascinación de las experiencias místicas.
Busca atraer a los mundanos. Con el pretexto del evangelismo se adora acorde a las novelerías mundanas al estilo y al ritmo que le gusta a los mundanos y a los cristianos mundanalizados. El resultado es el protagonismo de los artistas cristianos y la comercialización de la música.
Es dominado por el ritmoEl ritmo es natural y legítimo en su tiempo y momento, pero no debe dominar la adoración. La tendencia contemporánea es no limitar el ritmo.Los tambores, tumbadoras, bajos e instrumentos electrónicos opacan a la congregación mientras ésta palmea irreflexivamente, chifla y toca panderetas y maracas.El resultado es que lo extravagante sustituye a lo sobrio y lo espiritual.Aunque la gente se deleita, la adoración es trivializada y degradada.
Se hacen distinciones anti-bíblicas en la adoración. Se asume que el culto se divide en alabanza y predicación y que la alabanza se subdivide en coros rítmicos “de júbilo” para entrar en calor y en coros suaves “de adoración” para “entrar” al lugar santísimo de la intimidad con Dios.Se supone que la predicación depende del efecto logrado durante la alabanza y que unas partes del culto más importantes o espirituales que las otras.
Es dominada por melodías superficiales.Esto mantiene animada a la gente y la libera de cualquier disciplina y esfuerzo mental y espiritual.Lo fácil, lo agradable, lo estimulante y lo superficial toma así dominio sobre lo serio, lo profundoy lo sustancioso.
Es dominada por cantos sin sustancia en su contenido.Muchos coros parecen inspirados por compositores de baladas románticas no por gente que conoce la Biblia.Los coritos superficiales, románticos, repetitivos, y rítmicos sustituyen a los cantos e himnos substanciosos y espirituales.Se canta de lo que la gente quiere, siente, es y hace más que de lo que Dios es, siente, quiere y hace. Se oye mas la palabra “yo” que “nosotros,” y los coros expresan más las experiencias, ideas, deseos o sentimientos de sus autores que las doctrinas de la Escritura.Muchos coros suenan bien pero no tienen coherencia pues se crean para rimar con la música más que para expresar las verdades bíblicas.Algunos coros son simplemente herejías cantadas.
Se basa en un concepto anti-bíblico de la presencia de DiosLa gente asocia la presenciade Dios con el ambiente y sus sensaciones, emociones y experiencias.Se ignora o minimiza el concepto bíblico de que la presencia de Dios es una promesa y una realidad espiritual que disfrutamos en Cristo por la fe, por su gracia y su sacrificio.Esto hace a la gente depender de lo que siente y experimenta y a los ministros manipular a la gente para que sienta y reciba lo que se supone es la presencia de Dios.
La gente pretende adorar a Dios sin preparar sus corazones.La falta de preparación comienza con la ausencia de devoción privada y familiar en los hogares.La gente espera que el dirigente de alabanza levante el ánimo y domine el ambiente.Se supone que si hay un buen grupo de alabanza y un dirigente “ungido” se va a sentir la presencia de Dios.Esto contradice la Biblia.Donde hay un pueblo preparado que llega reverente y agradecido ante la presencia de Dios, no va a haber necesidad de animadores ni estímulos externos.
Así van las cosas en el mundo evangélico.Necesitamos quitar al hombre y poner a Dios en el centro de la adoración y dejar de oír tanto los dictados de la escritura para atender a la Escritura.
La respuesta la tiene Efesios 2:4-5 que nos dice: Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo.
Para ser cristiano no hay poder, merito ritual ni religión humana que sea suficiente. Se necesita un poder absolutamente divino que sólo se encuentra en la cruz de Cristo. Se necesita victoria sobre la muerte que produce el pecado y se necesita una nueva vida espiritual que sólo Dios puede dar. Escucha en este mensaje lo que se necesita para ser cristiano.