(Romanos 1:16) “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.”
Un entendimiento de Romanos abre la puerta a los más escondidos tesoros de las Escrituras. Martín Lutero lo llamó “el Evangelio perfecto”. Recomendó memorizarlo y estudiarlo diariamente. Mientras más estudiamos Romanos, más precioso es. Fue este libro que Dios usó para hacer “resplandecer la luz del evangelio de la gloria de Cristo” en el corazón de Lutero, y prender el fuego que alumbró el mundo - lo que llamamos “La Reformación”.
Pablo escribió esta carta a los hermanos en Roma desde Corinto. No sabemos el comienzo de la iglesia en Roma, pero Pablo les escribió porque había oído de su fe en Cristo. Quería que sus almas fueren fundadas en la verdad.
La providencia divina la puso primera en orden a causa de su importancia. Romanos revela la base de doctrina evangélica.