Qué es la Consejería Bíblica En un mundo roto por el pecado, conocemos muy bien la desilusión, la tristeza, y la ira. La realidad universal es que todos sufrimos. A veces el sufrimiento que experimentamos es el resultado del deterioro de nuestros cuerpos físicos, algunas veces es causado por nuestro propio pecado, y otras por el simple hecho de vivir en un mundo roto y lleno de pecadores. Cuando enfrentamos problemas en nuestra vida, ya sean cotidianos, o críticos que nos derrumban y nos llevan al fondo de la desesperación, a veces puede ser un poco abrumador ver todas las posibles soluciones que el mundo nos ofrece (terapias, sesiones con psicólogos, medicamentos prescritos por psiquiatras, institucionalización, etc.), y tratar de discernir cuál nos ayudaría a calmar nuestro dolor.
Quizás tú seas una de estas personas que está luchando con algún problema (quizás te han dado un diagnóstico para lo que experimentas) y aunque has acudido a diferentes recursos en busca de ayuda, sigues igual, o incluso peor. Quizás conoces a Dios personalmente a través de Jesucristo, y te has preguntado si hay una manera diferente a las que el mundo ofrece para tratar tu tristeza, tu ansiedad, y/o tu temor. Tal vez reconoces que Dios tiene poder para ayudarte, pero no sabes por dónde empezar, y cuando miras a tu alrededor todo te apunta a que busques ayuda en otro lugar… al fin y al cabo, muchos piensan (incluso algunos creyentes), “la Biblia es un libro antiguo y Dios está muy lejos para poder ayudar con los problemas modernos que enfrentamos. Las personas de la Biblia no experimentaban los problemas que el hombre moderno experimenta, así que la Biblia no es relevante para mi problema. Tengo que encontrar ayuda en métodos nuevos”.
Como hija de Dios, salvada por Su gracia, estas opiniones me dejan un mal sabor en la boca. ¿No es capaz Dios, la fuente de agua viva, quien nos creó y sabe todo sobre nosotros, de calmar el dolor de Sus hijos a través de Su Palabra… esa Palabra que calmó el temor y la ansiedad de hombres y mujeres en el pasado? Pues la respuesta es un rotundo ¡sí!.
El Señor me dio la oportunidad de estudiar el tema de la consejería bíblica durante seis años (4 años como carrera secundaria y dos como másters). Lo que aprendí durante esos años bajo la enseñanza de excelentes profesores (y continúo aprendiendo por mi cuenta) realmente ha transformado (y continúa transformando) mi vida. Es mi deseo compartir algunas de estas cosas contigo. Realmente es un tema que me encanta porque está basado en Dios y Su Palabra, no en falibles filosofías humanas que cambian con el tiempo. Me gusta pensar en la consejería bíblica como una cirugía que entra profundamente, donde está el problema para arrancarlo de raíz, no como una pastilla que simplemente trata con los síntomas sin atacar la verdadera causa.
El fundador del movimiento de la consejería bíblica es el Dr. Jay E. Adams, quien ha escrito muchos libros sobre el tema, incluyendo Competent to Counsel (Capacitados para Orientar), el cual te recomiendo si quieres estudiar el tema más a fondo.
La consejería bíblica también se conoce como consejería noutética, ya que viene del término griego noutheteo, traducido en nuestra Biblia como amonestar y exhortar. Este término aparece en 8 versículos del Nuevo Testamento (Hechos 20:31; Romanos 15:14; 1 Corintios 4:14; Colosenses 1:28; 3:16; 1 Tesalonicenses 5:12,14; 2 Tesalonicenses 3:15). Jay Adams dice que la palabra noutética “abarca tres elementos- preocupación, confrontación, y cambio” (nouthetic.org traducción mía), los cuales son elementos críticos en la consejería.
La consejería bíblica es “darle gloria a Dios, ayudando a los creyentes en su santificación progresiva, al apuntarlos a Cristo a través del ministerio de la Suficiente Palabra de Dios” (Greg Mazak, Director de la División de Consejería de Bob Jones University. Traducción mía). Como hijos de Dios, nuestra meta en todo lo que hacemos debe ser dar gloria a Dios (1 Cor. 10:31), así que la meta suprema de la consejería bíblica no es ayudar a las personas a tener una vida sin problemas, sino a que den gloria a Dios a través de sus problemas y de cómo reaccionan a ellos. Por ello, la consejería bíblica es solo para creyentes. Lo que los inconversos necesitan es que les hablemos del maravilloso plan de salvación a través de Cristo. Solo después de conocer a Cristo como Salvador personal podrán disfrutar de los beneficios de conocerle. Dios está obrando una transformación en la vida de todo creyente nacido de nuevo. Este proceso de transformación, que la Biblia llama santificación, es la manera cómo Dios nos va cambiando a la imagen de Cristo (II Corintios 3:18), y es en lo que se enfoca la consejería bíblica. Por esto, cuando aconsejamos debemos apuntar a las personas a Cristo. Cristo es el Único que nos puede dar reposo, alivio, y cambio verdadero. Las anécdotas personales tienen su lugar, siempre y cuando demuestren obediencia a Dios y le exalten a Él, pero nunca deben convertirse en el estándar. Cristo es nuestra esperanza (1 Timoteo 1:1) y es el que puede dar esperanza al alma necesitada. Por ello, nuestra base para aconsejar es la Palabra de Dios, verdadera e incambiable. Entendemos que es la manera en la que Dios se ha revelado a nosotros, a través de la cual le podemos conocer, y mediante la cual podemos entender cómo debe funcionar la vida. Dios obrando a través de Su Palabra es lo que produce cambio duradero en corazones y vidas.
Basándonos en esta definición, como hijas de Dios necesitamos estar dispuestas a ser aconsejadas bíblicamente, y también debemos buscar crecer espiritualmente (proceso de santificación) para poder apuntar a otros a Cristo a través de Su Palabra. De esto se trata la vida Cristiana… “la Palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría…” (Colosenses 3:16).
-Adriana Parks