Desde el inicio de la semana anterior buscando la dirección del a Espíritu Santo acerca de la Palabra que predicaría el fin de semana, de algún modo "supe" que debía predicar el Salmo 106.

Estudiando el pasaje y meditando por horas a lo largo de la semana me di cuenta que en esencia es una fuerte advertencia para el pueblo de Dios en general pero muy dirigido a los padres en particular.

La tentación se me presento el sábado cuando pensé en cambiar el mensaje por uno "bonito, escritural, motivador, y más acorde". Tenía el pasaje bíblico, y todo para hacerlo con una buena enseñanza doctrinal y aplicación práctica.

Fue una noche difícil, una peor mañana previa a la reunión y todo en una lucha interna con mi carne.

Bendito sea Mi Señor que me venció por Su Palabra y por Su Espíritu. Con temor y temblor entregue la Palabra con una libertad del Espíritu de Dios que me convenció que había hecho la Voluntad de mi Padre Eterno.

No es la primera vez que me sucede esto en 22 años de compartir el mensaje del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Si yo tuviese que agradar a los hombres, en vano seria un siervo.

Pero he sido llamado al igual que tu a predicar a JESUCRISTO y Su Palabra, proclamar Su Venida y el establecimiento de Su Reino. Si no hacemos solamente esto para la edificación de Su Iglesia con la enseñanza de la Verdad, no tenemos nada que hacer en un púlpito, porque seriamos un estorbo y aun podríamos ser de tropiezo de muchos acarreando juicio y disciplina de parte de nuestro Santo Dios.

Dios tenga Misericordia de Su Iglesia y les bendiga con siervos fieles al Evangelio de JESUCRISTO.

En Su Servicio Solo Por Gracia