Con la llegada de Jesucristo, el MesÃas, la centralidad de la adoración a Dios a través de ritos, ofrendas de animales, intercesión de un sacerdote, del templo de Israel como el centro de toda la adoración, llegarÃa a su fin, porque eran sombras, algo incompleto, parcial; hasta que llegará lo completo, la promesa de Dios en su Hijo. |