Tu deuda ha sido pagada. Es cierto, por haber hecho lo malo ante Dios tienes una deuda que no puedes pagar por ti solo. Cristo pagó tu deuda al morir en la cruz.
Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. (1Pedro 2:24)
Dios creó al hombre con el propósito de tener comunión con él y para que éste le diera gloria. El hombre se rebeló contra Dios pecando (infracción de la ley de Dios) y por ello Dios tiene que castigar al hombre.
Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios (Romanos 2:5).
Nadie se escapa de la condenación de Dios porque todo hombre es pecador y merece el castigo eterno en el infierno.
Por cuanto todos pecaron, y están destituidos [apartados] de la gloria de Dios (Romanos 3:23).
Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva [regalo] de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. (Romanos 6:23)
Nadie puede evitar la condenación de Dios por medio de fuerzas, dinero u obras. Dios no perdona a nadie solo por ser bueno o por tener riquezas. El solo perdona por su gracia a aquel que pone su fe en Cristo como Señor y Salvador personal.
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. (Efesios 2:8-9)
Dios, al ser justo, tiene que castigar el pecado porque necesita satisfacer la ira que el pecado le ocasiona. Por esa razón Cristo tuvo que morir en la cruz por ti y por mí. El murió para pagar la deuda que nosotros no podíamos pagar.
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él. (2Corintios 5:21)
Aunque tenemos el problema del pecado, Dios mandó la única solución para que podamos restablecer nuestra comunión con Él.
Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. (Romanos 5:8)
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (Juan 3:16)
La salvación es un regalo gratuito de Dios. Solo tienes que poner tu fe en Cristo y confesarle como Salvador y Señor de tu vida.
Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. (Romanos 10:9)
Confía en las promesas de Dios y pon tu fe en El y El restablecerá comunión contigo y te dará vida eterna que nunca podrás perder.
De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. (Juan 5:24)