¿Cómo te alimentas? ¿Alguna vez te has preguntado por qué casi todas las comidas que son dañinas para la salud saben tan rico? (¡Yo sí!) ¿Por qué es tan tentador comerse una bolsa de Doritos y no tanto una de zanahorias? Por la misma razón que nos es tan fácil sentarnos a ver una película o la televisión durante dos horas en vez de sentarnos a leer nuestra Biblia o un buen libro por la misma cantidad de tiempo: es muy fácil hacer lo fácil y lo que nos da placer instantáneo. Es más fácil dejar “descansar” nuestra mente que hacerla trabajar.
Seguramente has escuchado el dicho “eres lo que comes”. Hace algún tiempo leí un artículo que hablaba sobre lo cierto que es este dicho. En verdad somos lo que comemos porque nuestro cuerpo usa lo que le damos para llevar a cabo sus funciones. Si no le damos los nutrientes que necesita tendremos muchos déficits y nuestro cuerpo no estará en óptimas condiciones.
¿Sabes que lo mismo sucede espiritualmente? Somos lo que comemos. Proverbios 15:14 dice “El corazón entendido busca la sabiduría; mas la boca de los necios se alimenta de necedades”, y el versículo 21 dice “La necedad es alegría al falto de entendimiento…”
Cómo alimentas tu corazón revela si eres sabia o si eres necia. Si eres sabia o si eres necia determina cómo vives tu vida. Jesús nos dio una ilustración muy vívida de lo que es un necio. Básicamente, es alguien que no pone en práctica Su Palabra, y cuando vienen las dificultades se desmorona porque no tiene una base sólida donde apoyarse (Mateo 7:26).
Con razón Jesús dijo “no solo de pan vivirá el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). La Palabra de Dios nos alimenta, nos nutre, nos llena, nos satisface, y nos da todo lo que necesitamos para crecer. Pero tristemente, a menudo preferimos alimentarnos de las necedades del mundo.
Quiero preguntarte, ¿con qué te has estado alimentando? ¿Estás dejando que las mentiras (necedades) que el mundo dice determinen tus emociones, deseos y actitudes? ¿Basas tus creencias en lo que el mundo enseña o en lo que Dios ha dicho en Su Palabra? ¿Qué trae alegría a tu alma, las necedades del mundo o la sabiduría de Dios?¿Eres una mujer que busca la sabiduría? ¿Estás activamente buscando conocer a Dios? ¿Estás llenando tu mente de suficiente verdad como para poder refutar las necedades que el mundo dice? ¿Has llegado a creer mentiras?
El mundo dice “merezco algo mejor”; Dios dice: “mereces castigo eterno, y todo lo que tienes te lo he dado yo” (Romanos 6:23; 1 Corintios 4:7). El mundo dice “tú eres lo más importante, así que enfócate en ti”; Dios dice “yo soy lo más importante. Ámame a mí por sobre todas las cosas, y ama a los de tu alrededor como a ti mismo”(Deuteronomio 6:4-5; Levítico 19:18). El mundo dice “satisface tus deseos a cualquier coste”; Dios dice “niégate a ti mismo y carga tu cruz” (Mateo 16:24; Lucas 14:27).
No podemos alimentarnos constantemente de la filosofía del mundo, dejar a un lado la Palabra de Dios, y luego preguntarnos por qué nos encontramos espiritualmente mal. Esto sería como únicamente alimentar nuestro cuerpo de comida chatarra, y luego preguntarnos por qué tenemos unos kilos de más y no nos sentimos muy bien. ¡La respuesta es obvia!
Si lo que constantemente entra en nuestra mente son mentiras, imágenes y palabras feas, si no tenemos cuidado con lo que vemos, con lo que oímos, etc., poco a poco esto es lo que dominará nuestros pensamientos y determinará cómo evaluamos nuestra vida y el mundo que nos rodea. El principio no es difícil de entender: lo que entra es lo que sale. Lo que siembras es lo que cosechas. Si solo metes cosas feas en tu mente, solo saldrán cosas feas de tu mente. El apóstol Pablo dijo “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna” (Gal. 6:8). De lo que llenas tu corazón es de lo que habla tu boca (Mateo 12:34). Así que si quieres saber qué abunda en tu corazón, solo tienes que escucharte a ti misma… ¿de qué hablas la mayoría del tiempo? ¿Qué te apasiona?.
Estamos en el mundo, y no podemos escondernos en un lugar aislado de todo lo malo. Por esto Jesús le pidió a Su Padre antes de partir de este mundo “no ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal” (Juan 17:15), y en el versículo 17 le pidió “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”.
Quiero exhortarte a alimentarte de la Palabra de Dios. Solo así podrás estar bien nutrida, ser santificada, y vivir una vida en la verdad, sin creerte las mentiras del mundo.
Come de la Palabra de Dios… te aseguro que verás resultados.
-Adriana Parks