Los hombres son llamados a ser líderes y cabeza de sus hogares y de la iglesia. Para bien o para mal, lo reconozcan o no, como cabeza, sus decisiones, actos, carácter y mentalidad producirán frutos que afectarán sus vidas y la de los que estén bajo su responsabilidad. Dios dotó a los hombres de habilidad para trabajar, producir, guiar, proveer e instruir a los suyos. Un hombre de Dios tiene como lema, "yo y mi casa serviremos a Jehová" (Josué 24:15). Esto incluye a los solteros, los cuales deben ver su vida y su futuro en términos de Dios primero, y luego de la familia, la comunidad, la iglesia, la patria, y sus descendientes. El llamado bíblico de Dios para los varones, y los frutos de su desvío o fidelidad a este llamado están delineados como una narrativa en los primeros tres capítulos de Génesis, y como un poema en el Salmo 128. |